lunes, 29 de marzo de 2010

UN PASEO DE TURISMO CULTURAL POR CALAMUCHITA

Rosita me propuso que recorrieramos viejas estancias de la zona y le contara un poco de su historia.
Ella vendría con Cris y Cris un matrimonio agradable, curioso e interesado por la historia del lugar que estaban visitando.
Y sin pensarlo mucho respondí positivamente a la invitación.
Llevamos solo ganas de conocer,;el otoño con sus ocres por una parte y el paisaje cultural por otro puso el resto.
Fuimos primero a la Hungría, donde uno de los dueños no recibió con amabilidad y nos permitió recorrer el viejo casco de estancia con su encanto centenario.
Luego el polvoriento camino de las carretas nos llevó a la estancia de Los Strada, hoy interesante complejo turístico, donde el pasado se hace presente mediante la reutilización de la gran casona en un acogedor estaurant y salón de eventos.
Lo transitamos tranquilamente
y llegamos al Arroyo Seco, curso que seguimos hasta encontrarnos con un viejo Calicanto, que allá por el siglo XVIII los jesuitas construyeron y luego los nuevos dueños de la estancia de San Ignacio de Calamuchita,le dieron la fisonomía actual.
La casona del Alto de San Ignacio fue un remanso y un retazo de historia en cada rincón, sus muros daban cuenta que los viejo tiene un encanto renovado.
Los hornos jesuíticos los vimos como una reliquia a cuidar, la casa de Dn Manuel Verde no pasa desapercibida y los restos de la Residencia pide a gritos que los pongan en valor.
Algunas hierbas medicinales fueron objeto de bromas, restos aborígenes sin ser desenterrados nos llenaron de curiosidad y así llegamos a Amboy, su arroyo, su callecita, sus viviendas coloniales, un museo interesante, y sus habitantes con conciencia ancestral nos dieron paso hasta llegar al lago artificial que plenteó el complejo Cerro Pelado.
Emprendimos el regreso, con comentarios que surgían: monte nativo, soja, cuidado del agua, taperas viejas, cascos de estancias y así llegamos nuevamente a Santa Rosa de Calamuchita, donde como recompensa al osado explorador nos esperaba un riquisimo almuerzo en "La Pulpería de los Ferreyra" , no podía estar mas acorde el acogedor lugar para terminar nuestro recorrido.
Mis compañeros de ciruito un poco turístico, un poco histórico, un poco natural volvieron a Villa General Belgrano de donde habian salido, la Villa Alemana les mostraba otro paisaje cultural del Valla de Calamuchita, el mas hermoso de Córdoba.
Analía